La piel de los niños es súper delicada y desde que mis hijos han sido pequeños he tenido mucho cuidado con ella. Tanto en las rutinas, como con los productos que uso, porque su piel sufre más que la de los adultos.
DE UN VISTAZO
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Ante problemas en la piel, el autodiagnóstico no suele ser muy exitoso. Si tienen algún problema que no se soluciona con algo estándar recomendado en la farmacia, acudo a un dermatólogo.
Tener uno bueno a mano es fundamental para mí, y contar con un buen seguro de salud te permite elegir al profesional que prefieras. Calcular el seguro médico con VIVAZ o plataformas del estilo hará que ir al dermatólogo no sea una preocupación.
Una visita al año es lo ideal, para que les hagan revisión a fondo. Yo suelo hacerla y, aun así, ha sido difícil detectarme la rosácea.
Ya en el post sobre el mejor champú natural para bebés y niños expliqué que utilizo cosméticos que contengan ingredientes naturales, que limpien suavemente y sin tóxicos.
Me gusta que se bañen con jabón y champú sin sulfatos (igual que yo), ya que limpian e hidratan la piel sin quitar el manto ácido protector.
Por eso, siempre leo la composición de todo lo que les aplico para asegurarme de que lo que va a absorber la piel de mi chiquitín es lo más saludable posible.
Intento comprarles su ropa, sábanas y calzado de materiales naturales, como el algodón, la piel, el lino… Y evitar el poliéster y poliuretano. Al igual que a mí no me resultan agradables estos materiales, me dan calor y irritan mi piel, entiendo que para mis hijos tampoco debe de ser lo más agradable.
Aunque a veces es inevitable, por lo menos lo evito en aquellas prendas que más estén en contacto con su piel. Las fibras artificiales no transpiran igual.
Cuando son bebés incidimos mucho en el protector solar, pero según van creciendo, parece que lo vemos menos importante. Y no, hay que reaplicarles cada poco, una buena cantidad y, a poder ser, de los específicos para niños. Estos llevan filtro físico (es lo que les convierte en blancos y difíciles de aplicar). Aunque esté nublado, los rayos UV traspasan las nubes.
A casi todos se nos olvida ducharnos al salir de la piscina, pero el cloro es malísimo para la piel. Tanto si la piscina es de cloro químico, como de sal, lo mejor es aclararles con agua limpia y, cuando estén un poquito secos, reaplicar la protección solar.
Al igual que nosotras, los niños deben aplicar crema hidratante facial y corporal para evitar que se reseque su piel. En invierno, utilizo una facial de niños con un poco de protección solar, y en verano, una específica para pieles delicadas antes del protector solar.