A pesar de que cuando somos adolescentes la mayoría de las niñas parecemos Rapunzel, según vamos madurando nos vamos cortando el pelo progresivamente. Pero es que al llegar el momento hijos ¡ZAS! ¡Melenas fuera!
Pero, ¿por qué? ¿Es tan terrible la maternidad que tenemos que resignarnos a no invertir tiempo en nosotras? ¿O es que realmente ha dejado de gustarnos?
MUJERES Y MELENAS
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Que el pelo es uno de nuestros tesoros es una verdad universal. Por eso, bien en champús de lujo, bien en peluquería semanal, las mujeres invertimos un dineral en él –Amor, si estás leyendo esto, yo no… ;)-
Pero es que cuando tenemos el pelo de nuestros sueños estamos felices. Ese día podemos con todo. ¿Superficial? Puede, pero es la verdad.
Por eso, es difícil de entender que, al igual que los toreros cuando se retiran se cortan la coleta, las chicas cuando somos madres, cortemos nuestra melena. Pero quizá ahí está el porqué. ¿Puede ser una manera de demostrar que nos retiramos del mercado? Ya hemos encontrado el centro de nuestra vida, y en algunos casos, la pareja de nuestros sueños. Por tanto, una vez que cambian nuestras prioridades y llega algo tan trascendental a nuestra vida, ¿puede parecernos ridículo dedicar tantos esfuerzos a algo tan frívolo? Incluso, ¿puede ser que ya no sea necesario vernos tan guapas como antes?
Analizando mi caso en profundidad, creo que fueron por ahí los tiros. Para variar, yo amaba el pelo largo desde pequeña. En la adolescencia hacía lo que podía con esos secadores infernales y las planchas metálicas (afortunadamente, las GHD llegaron a nuestra vida y esa tortura ya es historia). Para una chica con pelo muy fino como yo, llevar el pelo largo con mechas rubias ha sido un desafío que merecía la pena.
Y a pesar de mi pasión capilar, durante el embarazo de Nicolás yo también caí en el Pelo de Madre. Y no fue culpa del peluquero, ni del cansancio del embarazo… NO. Sé perfectamente lo que fue: con un bebé en la tripa y pesadez permanente, ya no me veía atractiva. El cambio hormonal, los kilos, el sentirme como un zepelín… Mi cuerpo atlético ya no estaba ahí, así que ¿para qué iba a dedicar tanto esfuerzo a mi melena? Y no hay duda de que fue un error: de repente, parecía más madre que nunca, con solo 28 años.
A pesar de que mi marido me dijo un par de veces que no me lo cortase, no le hice caso… ¿qué sabía él de estilismo capilar? … ¡PUES ERROR! Con lo que cuesta encontrar a nuestra media naranja, ¿no tendría que ser la persona que más guapa nos vea? Aunque pensemos que no tiene importancia, en cosas irrelevantes como esa tenemos que tenerles contentos. Al final y al cabo, se enamoraron de nosotras así, ¿no?
Así que cuando nació Alejandra, yo ya había aprendido la lección. Aunque se me cayó muchísimo pelo después de dar a luz, decidí ponerme extensiones de pelo natural, como hacía en la universidad. De pronto, al verme con la melena bonita me importaba menos la barriga postparto y podía salir a cenar sin sentirme un muffin relleno. Y en esos momentos en los que te sientes tan vulnerable, hay que cuidar tu autoestima.
¿SE PUEDE EVITAR EL CORTE DE PELO DE MADRE?
Desde luego que sí. No hay por qué renunciar a nuestro pelo largo una vez que somos madres. La única razón lógica que se me ocurriría al «Mom hair» es como solución rápida ante la caída masiva que sufrimos en el postparto. Pero este es un problema ante el que no hay mucho que se pueda hacer, salvo usar buenos productos (si eres rubia, Olaplex n3 seguro que te ayuda), tomar vitaminas y alimentarnos bien. Además, no debes preocuparte: ese pelo volverá a nacer.
Yo te propongo 3 trucos básicos para no amargarte con los cuidados del pelo largo:
1. Encontrar tu peinado comodín:
Ya sabes, el típico que te hagas en 1 minuto y con el que estés guapa. En mi caso, me hago un moño despeinado, como los que ha puesto de moda Meghan Markle, y a volar.
2. Comprar unas buenas extensiones:
Nada de pelo sintético ni cantidades extravagantes: tienen que tener tu longitud y tono de pelo. Te las puedes poner permanentes, pero tienes que saber que te va a llevar más tiempo lavarlo. Para mí las ideales son las de clip. De diario, o cuando tengas prisa, te haces una trenza y nadie nota si tienes más o menos pelo. Pero cuando te apetezca estar como siempre, te las pones. y de pronto te has metido en la máquina del tiempo.
3. Tener un momento sólo TUYO:
Pide a tu pareja que durante un rato a la semana se ocupe de todo. Te encierras en el baño, pones música, velas… lo que te haga feliz, mientras te pones la mascarilla y te peinas en condiciones (yo me encierro el sábado por la mañana, después de dejar la casa encauzada. Puede caer una bomba atómica que yo ni me entero). Contra la depresión postparto, un pequeño empujón a nuestra autoestima. Y una pizca de creatividad: trenzas y peinados sencillos, ir cortando puntas poquito a poco, cambiar la raya de lado si hay zonas más vacías…
Muchísimas famosas como Beyoncé o Irina Shayk se han rendido al corte de pelo de madre. Y obviamente están guapas. Pero yo que cada vez que las veía me quedaba fascinada con esas melenas, no puedo dejar de pensar que han perdido parte de su atractivo.
Así que si me vuelvo a quedar embarazada voy a encargar un pack nuevo de extensiones. El pelo conforma nuestra personalidad, por lo que cuando hemos encontrado lo que nos favorece, hay que mantenerlo. Admiro a las mujeres maduritas como Cindy Crawford que no se dejan llevar por la corriente y lo mantienen. Y a pesar del paso de los años, siguen siendo un cañón.
¿Alguna más se apunta a ser como Cindy..?
Super interesante el post!!!
Estoy totalmente de acuerdo! Por qué hay que renunciar a una parte importante de nuestra feminidad por ser madres?
Di NO al pelo madre!!
Gracias por tus consejos SrtaPalo!!!
😛 Desde luego! Tu también caíste, o eres una chica fuerte?
Q buena idea lo de las extensiones Palo. Eso lo voy a tener q probar q todavía no me he puesto nunca!
Claro que sí, tengo pendiente un post más extenso sobre ellas. Te las pones en un minuto!!!